El énfasis en la apariencia, los filtros y la popularidad en Snapchat puede crear ideales de belleza distorsionados, una imagen corporal negativa, miedo a perderse algo y crisis de validación. Esto tiene un impacto negativo en la salud mental y la autoestima de los usuarios.
No, Snapchat no es la mejor opción para enviar imágenes privadas. La posibilidad de que las personas puedan capturar mensajes que desaparecen mediante capturas de pantalla o grabar presenta un problema de privacidad. Esta acción permite la posible explotación o acoso de alguien al compartir el contenido sin permiso.
Ciertamente, sextear en Snapchat puede salir mal cuando se trata de jóvenes. Difundir información explícita sin consentimiento puede generar problemas legales y explotación. Esta acción también puede provocar malestar emocional y pérdida de confianza.
Sí, los padres pueden emplear aplicaciones de control parental, por ejemplo, FlashGet Kids, para ver el uso de Snapchat de sus hijos. Estas características de las aplicaciones permiten a los padres seguir la actividad de las aplicaciones y establecer límites. También permiten a los padres filtrar contenidos y recibir alertas sobre posibles riesgos para sus seres queridos.